Sucesos místicos en Islandia en el Día de los Reyes Magos
Nú Ninja Helga Mjöll2023-01-06T18:40:01+01:00En Islandia celebramos el 6 de enero, pero no por los Reyes Magos. Llamamos a este día el Decimotercero porque es el día 13 y último de las celebraciones navideñas, yule. Además de quitar los adornos navideños, hacemos grandes hogueras y celebramos con nuestra comunidad. De hecho, más que nada estamos celebrando la cultura élfica y los seres ocultos entre nosotros. El año pasado publicamos un artículo sobre las celebraciones islandesas modernas. ¡Recomendado leer! Haga clic aquí para ese artículo.
Este año queremos profundizar en el folclore porque existen varios mitos y leyendas asociados a la tradición de la Decimotercera en Islandia.
Una de esas leyendas es que en este día, los animales pueden hablar y los humanos pueden entenderlos. Pero la leyenda dice que hay que tener cuidado de no escuchar las conversaciones de las vacas, tienen una forma de volver locos a los humanos con su charla. Pues, esto debe ser una gran sorpresa. Las vacas son súper monas y parecen inocentes, pero en este día tratan de hacerte perder la cabeza.
Focas en forma humana
Las naciones del Atlántico norte como Groenlandia, las Islas Feroe, Islandia y las islas escocesas tienden a tener folclore y mitos sobre las focas. Sus ojos son tan atractivos y dan sensación de mágica. Hace que uno piense que hay más en las focas de lo que parece.
En Islandia, en la tarde del Decimotercero, las focas mudan su piel, la dejan en la orilla y se vuelven humanas por una noche. Su propósito principal al hacer eso es celebrar y bailar toda la noche, desnudas. No estoy seguro de si todas las focas tienen esta habilidad, pero las que pueden se llaman selkies y, según los cuentos folclóricos islandeses, solo se transforman tres días al año: el día 13, la noche vieja y el solsticio de verano (San Juan).
Un mito habla de un hombre que fue testigo de cómo unas damas selkie salió del mar, se quitaban la piel de foca y bailaban desnudas en la arena negra. Sin que ellos se dieran cuenta les robó una de sus pieles de la orilla. Al amanecer todas las selkies se pusieron sus pieles y regresaron al mar, excepto una que no pudo encontrar la suya. Ella quedó atrapada como mujer humana y el hombre la obligó a casarse con él, reteniendo su piel. Ella tuvo siete hijos con él en siete años. Finalmente, el hombre se descuidó de la llave de donde escondió la piel, y la esposa la encontró cuando él estaba fuera de casa.
El hombre encontró a su esposa selkie en la orilla del mar, susurrando con angustia por tener siete hijos en tierra y siete en el mar. Luego se puso su piel antigua de foca y se zambulló en el océano, para nunca volver humana.
Desde ese día los niños nunca volvieron a ver a su madre, pero una foca amistosa parecía observarlos de cerca cuando jugaban en la orilla.
La foto de portada es de una estatua de la mujer Selkie de este mito, situada en Mikladagur en la isla de Kalsoy, las Islas Feroe. La estatua de bronce y acero fue erigida en 2014, es obra del escultor feroés Hans Pauli Olsen y mide 2,6 metros de altura. La foto es de Esbern Christiansen.